Haití convulsionado

En los días recientes vimos como Haití volvió a las agencias de noticias del mundo. Los motivos: el regreso de Aristide y las elecciones.

En el país que el año pasado sería castigado por el terremoto y el cólera tuvo en noviembre elecciones presidenciales. En primer lugar terminó Mirlande Manigat, esposa de Leslie Manigat, presidente que asumio en 1988 con el apoyo del duvalierismo y fue derrocado a los pocos meses por los propios duvalieristas del ejército, instaurando una dictadura que a los pocos meses sería derrocado también. Ambos, esposo y esposa, estuvieron en EEUU muchos años. Son identificados como parte de la aristocracia haitiana.

En segundo lugar quedó Jude Celestin, el candidato del presidente Rene Préval y funcionario de su gobierno. Préval fue elegido en 2006 por el mismo partido de Aristide, pero luego se alejó de esos lineamientos ideológicos. Con el tiempo Préval resultó ser totalmente obediente de lo preceptos de Estados Unidos, el FMI y Europa, aumentando las privatizaciones y sin mejorar en nada la situación del país.

Celestin era aparte el candidato de la MINUSTAH, la misión de la ONU en Haití (con participación militar argentina) acusada de crímenes y violaciones.

Y finalmente estaba como candidato Michel Martelly, conocido como Sweet Micky. Cantante y activista social, que apoyó el golpe de Estado de 2004 y dijo que era necesaria la intervención extranjera en su país. También dijo que trabará para que la comunidad interncional recupere su fe en el Estado haitiano. Y todos sabemos lo que eso significa realmente.

En las elecciones de noviembre salieron primero Manigat, luego Celestin y tercero Martelly. Pero, tras varias protestas con incidentes, la OEA confirmó el fraude y determinó que los dos primeros puestos sean para Manigat y Martelly, que disputaron las elecciones la semana pasada. Elecciones que en este caso se realizaron en paz y sin incidentes.

Esta elección fue una radiografía clara de la situación del sufrido pueblo haitiano en las últimas décadas: fraude, incidentes, duvalieristas, aristócratas, apoyo de la ONU y EEUU, intervención extranjera. Una pena.

Pero no todas son malas para el primer país independiente de Latinoamérica: El regreso de Jean-Bertrand Aristide. Pregunta segura ¿quién es Jean-Bertrand Aristide?

Ex-sacerdote del Tercer Mundo, opositor al imperialismo estadounidense y su intervención en Haití, de ideas políticas "subversivas", por lo que fue expulsado de la curia y pasó a ser laico. Se opuso a la dictadura de "Baby Doc" Duvalier y a los golpes de Estado de finales de los '80.

En el 91 se presenta como candidato y gana de forma abrumadora. A los pocos meses debe sofocar un intento de golpe de Estado, pero finalmente ese año es derrocado por un golpe dirigido por el general Raoul Cédras, estableciendo un gobierno dictatorial y totalitario. Aristide se refugia en Venezuela y luego en EEUU, en donde obtiene de Clinton la promesa de ayudarlo a volver al poder.

Y lo logra: en 1994 EEUU invade Haití para sacarlo del poder a Cédras y restituir a Aristide. Pero eso si: a cambio debía amnistiar a los golpistas y someterse a los dictados del FMI. En otras palabras, un pacto con el diablo. En esa presidencia también procedió a eliminar las fuerzas armadas.

En 2000 gana las elecciones nuevamente, asumiendo la presidencia por tercera vez. En este último período daría un giro a la izquierda, fortaleciendo sus relaciones con Cuba y Venezuela. En febrero de 2004, tras una larga serie de incidentes, una coalición yanqui-franco-canadiense-chilena invade Haití, arma una puesta un escena de una "renuncia" de Aristide, se impone un gobierno ilegítimo, y a los poco meses esa misión es reemplazada por la infame MINUSTAH.

Aristide es enviado por la fuerza a África, terminando de asentarse en Sudáfrica. Hace pocos días regresó a su país, donde fue bien recibido por cientos de partidarios. Ni él ni su partido participan en las elecciones, pero sin duda que el regreso de Aristide sirve para la pacificación y la estabilidad democrática en el país caribeño.

Esperemos que así sea.