sábado, 2 de abril de 2011

Los soldados de las Malvinas


Este 2 de abril otra reflexión mía sobre aquella histórica fecha. Ninguna fecha nefasta, una gesta. Y ningunos pobres pibes víctimas, soldados.


Primero hay que dejar en claro algo: reivindicar el desembarco del 2 de abril del '82 no implica reivindicar ni a Galtieri ni a la dictadura. De la misma manera recordar la batalla de Ituzaingó no es reivindicar a Rivadavia, ni recordar la batalla de la Vuelta de Obligado no es reivindicar a Rosas.

Lo que se logró aquella fecha fue la recuperación de las Islas. Podrá discutirse el modo, el momento, el gobierno que estaba en aquel entonces. Pero la acción fue justa: fue recuperar ese territorio que desde 1833 estaba siendo ocupado por los piratas ingleses.

Así lo hubieran hecho Perón, Frondizi, Illia, Videla, De la Rúa o Kirchner, ese hecho sin duda es una gesta que debe recordarse, ya que la guerra fue injusta, pero la causa fue y aún es muy justa.

Los altos mandos de la guerra fueron inoperantes totales. Tipos como Galtieri, Anaya, Lami Dozo, Menéndez o Astiz eran unos inútiles que no estaban preparados para nada, y que cometieron errores groseros que no llevaron a nada. Para ellos el desprecio eterno por haber sido tan malos conductores bélicos y haberse rendidos como cobardes.

Pero para los combatientes que pusieron el cuerpo contra una de las mayores potencias bélicas del mundo todo nuestro respeto. Ellos, aún a pesar de tener como comandantes a gente inepta, demostraron una gran habilidad, valentía y patriotismo. Ellos son héroes, los caídos y los que volvieron.

Entonces, a mí entender, tratarlos de pobres chicos, de víctimas, de pibes inocentes, es una falta de respeto. Si, muchos tenían apenas 18 o 19 años, no estaban preparados para la guerra, y quedaron mal. Pero desde el fin de la guerra hasta la fecha siempre se los trató de esa manera, nunca se los recordó como lo que fueron, como soldados que pelearon por la patria.

En vez de recordar aquellas batallas donde se dio pelea se recordó siempre el dolor, la desazón y la tristeza de los caídos. Lo cual no está mal, pero al hacer mucho hincapié en eso se olvida el valor y la entrega de los caídos, tanto los conscriptos como los soldados profesionales.

Y fue este Estado el que durante décadas los marginó y los trató de esa manera lo que los llevó al suicidio, a la indigencia, o a lo peor, a que formen parte de los partidos nacionalistas católicos de ultraderecha, que si los trataron como héroes, a diferencia de los grandes partidos o la izquierda.

Por lo tanto, creo que es hora de recordar a los soldados. Ni víctimas ni pobres pibes: SOLDADOS.

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