Así como hemos sido fuertes defensores del Comandante Hugo Chávez, en este caso debemos motrar nuestra disidencia. La detención y deportación del militante colombiano Joaquín Pérez Becerra es sin duda un gesto negativo que debe ser rectificado.
Este 23 de abril fue detenido en el aeropuerto venezolano de Maiquetía el ciudadano sueco, de origen colombiano, Joaquín Pérez Becerra. El comunicado oficial del gobierno que venezolano dijo que este periodista, y director de la agencia de noticias ANNCOL, era “requerido por los órganos de justicia de la República de Colombia, a través de INTERPOL, con difusión roja, por la comisión de los delitos de concierto para delinquir, financiamiento del terrorismo y administración de recursos relacionados con actividades terroristas.” Por lo cual se dispondría su extradición a Colombia.
En la primera mitad de la década de los 90 el comunicador fue concejal en el municipio de Corinto, departamento del Valle del Cauca, en representación de la Unión Patriótica (UP), movimiento de oposición en Colombia que surgió en 1984 integrado por grupos políticos y sociales, entre ellos las FARC y el Partido Comunista Colombiano, que apoyaban la paz en esa nación.
Ante el surgimiento de la Unión Patriótica, grupos de extrema derecha impulsaron la persecución, desaparición forzada y asesinato de sus militantes.
Dos candidatos presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y miles de militantes de la UP fueron asesinados por grupos paramilitares y fuerzas de seguridad del Estado colombiano.
Pérez Becerra se exiló y en mayo de 1994 Suecia le concedió el asilo político, en donde ha vivido desde entonces y renunció a la nacionalidad colombiana en el año 2000.
“Estábamos detrás de él (Pérez Becerra) hace mucho tiempo”, afirmó este fin de semana el presidente colombiano Juan Manuel Santos, quien asegura que el periodista “ha sido el responsable durante muchísimos años de toda esa mala propaganda que le han hecho las Farc a Colombia en Europa”.
Pérez Becerra participó en la fundación de la Asociación Jaime Pardo Leal (AJPL), organización que apoya una salida política al conflicto armado colombiano, y ofrecía conferencias en otros países de Europa para denunciar la situación de violación de los derechos humanos en el país neogranadino.
El lunes 26 fue trasladado a Bogotá en un avión de la policia colombiana para ser juzgado. Dijo en declaraciones a la prensa: "Yo no soy embajador de nadie, este es un atentado contra la libertad de expresión de un medio alternativo".
Este hecho, además de su carga política, también es una violacion a distintos convenios internacionales. La Convención de Ginebra de 1951 en sus artículos 32 y 33, el Pacto de San José de Costa Rica en su artículo 22, y la Convención sobre asilo diplomático. Pérez Becerra, previo a su extradición, no tuvo oportunidad de hablar con ningún representante diplomatico sueco. Por eso el país nórdico investigará las irregularidades.
Las voces disidentes no se hicieron esperar: desde la red ANNCOL, desde una carta abierta con firmantes de toda América Latina o desde un comunicado del PCV.
Para finalizar, una entrevista a Pérez Becerra desde la cárcel.
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