domingo, 1 de mayo de 2011

¿A quién beatificaron hoy?


Algunos puntos interesantes para tener una visión completa de Juan Pablo II, el anterior Papa beatificado el día de hoy. ¿Un Papa para la paz?


Durante su pontificado, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida entonces por el cardenal Joseph Ratzinger (actual Benedicto XVI) prohibió la enseñanza a teólogos católicos como Leonardo Boff, dentro de un exitoso movimiento para aislar y neutralizar a los promotores de la Teología de la Liberación en América Latina, o Hans Küng, uno de los más destacados teólogos católicos etiquetados como "progresistas". Los extensos y trabajados documentos de la Congregación destacan aquellos puntos que son incompatibles con la doctrina católica. También es conocida su estrecha relación con Lech Walesa, el sindicalista lider de Solidaridad, sindicato polaco que hizo tambalear al régimen comunista.

Juan Pablo II se mantuvo fiel a las normas de moral sexual emanadas de la encíclica Humanae Vitae, que recordaba la posición de la Iglesia a lo largo de los siglos sobre este tema (promulgada por Pablo VI en 1968). Al igual que Pablo VI esta posición recibió críticas por algunos sectores católicos que proclamaban un cambio de ideología en consonancia con las ideas de mayo del 68 y condenó también el uso de anticonceptivos siguiendo a sus predecesores en el pontificado. Dicha posición le atrajo duras críticas de sectores que ven a la misma como un obstáculo para la lucha y la prevención de enfermedades de transmisión sexual como el sida y el control de la natalidad en países en vías de desarrollo, especialmente. Sin embargo, dentro de sus principios éticos dio explicaciones profundas a este problema[cita requerida], y señaló las fallas de la política para limitar los problemas que aquejan al mundo, con lo cual se toma ya por hecho que nada puede cambiar en este mundo, y que la dignidad de hombres y mujeres no es ya más que una ilusión, para aquellos que deberían impulsar la capacidad constructiva del ser humano.

Intento de la Iglesia Católica de imponer sus opciones morales en el ámbito civil: Los críticos expresan que en materia de asuntos relacionados con la moral sexual, como la oposición a la anticoncepción, al matrimonio entre personas del mismo sexo, la experimentación con carácter terapéutico con células madre, el aborto y la eutanasia, entre otros, es una interferencia de la Iglesia en el terreno de lo civil. A través de las conferencias episcopales o mediante la participación de la Santa Sede en numerosos organismos y conferencias internacionales, la Iglesia intenta incidir en la legislación a la que considera en contra de la naturaleza humana. Por su parte, la Iglesia, que confirma el principio de libre determinación de los pueblos, acude al derecho de participación democrática como otro sujeto social más con derecho a disentir. Por otra parte, el principal interlocutor de la doctrina y los dogmas de la Iglesia es el creyente y si bien la Iglesia y las iglesias consideran su mensaje moral de carácter universal por estar basado en la dignidad humana, el no creyente viene respetado en su libre albedrío, tal como viene expresado en el Magisterio de la Iglesia del cual Juan Pablo II no se apartó.

También fue criticado por visitar países de gobierno dictatorial, como Chile bajo la dictadura de Pinochet o la Argentina de Galtieri, o por haber apoyado la labor del nuncio en Argentina durante la dictadura militar, Pío Laghi, que, según defensores de los derechos humanos en Argentina, apoyó tácitamente la represión llevada a cabo por los militares. Al tiempo que esto ocurría, Juan Pablo II criticó públicamente, durante su visita a Nicaragua en 1983 a Ernesto Cardenal, por ocupar un cargo en el Gobierno Sandinista, como ministro de educación del régimen que había derrocado la dictadura de Somoza en 1979. Estos incidentes fueron presentados por sus detractores como un alineamiento del papado con las dictaduras militares latinoamericanas. Sin embargo, para otros sectores, visitas como la Cuba en 1998, constituyeron un intento del Papa por abrir la dureza de los regímenes, como hizo en Polonia, su propio país. Y que nunca limito sus discursos señalando la situación en la que vivían las víctimas de los "gobiernos manchados de sangre".

En Argentina ha recibido muchas críticas por su visita durante la guerra de Malvinas. En aquel fugaz viaje organizaciones de derechos humanos pidieron una entrevista con él, pero se negó, debido a "la brevedad de la visita". Y en su discursó expresó su "el deseo de orar con el pueblo argentino por la paz y cese del conflicto bélico en el Atlántico Sur", lo que fue interpretado por la opinión pública argentina como un reclamo en contra de la soberanía.

Ha sido también criticado por su excesiva proyección externa y su supuesta obsesión por las ceremonias multitudinarias, con la consiguiente presencia en medios de comunicación. Ello habría contribuido a trivializar la figura del Papa, hasta el punto de que diversos ambientes católicos le acusan de haber convertido a la Iglesia en un "parque temático" y no en el lugar de espiritualidad profunda que debería ser.

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